Cualquier proyecto o actividad que vamos a iniciar tiene un nivel de riesgo inherente. Incluso las decisiones que tomamos en nuestro día a día presentan una serie de riesgos integrados. Con esa línea de raciocinio, podemos afirmar que existe la posibilidad de que una amenaza se concreta o una oportunidad para mejorar todo el escenario.
La gestión de riesgos es una etapa fundamental para los proyectos y para las empresas. Es imprescindible que se pueda identificarlos previamente, dando la posibilidad de aprovechar las oportunidades y mitigar las amenazas – al final, ellas pueden causar serios daños a la organización.
Los riesgos pueden ser originarios de errores de los profesionales, de situaciones mercadológicas, de imprevistos, de acciones de la naturaleza y de otros factores. ¿Desea saber más sobre la gestión de riesgos? Continúe leyendo este artículo y entienda cómo hacer la gestión de riesgos de manera efectiva.
Identificación de los riesgos
El primer paso para tener una gestión de riesgos efectiva es conseguir identificarlos. Por medio de una buena planificación de proyectos es posible identificar las oportunidades y amenazas dentro de un emprendimiento o de una etapa del proyecto.
Es interesante recordar que los riesgos no son sinónimos de problemas. Un riesgo puede ser positivo o negativo para una institución o un proyecto. Los riesgos que involucran ganancias se consideran oportunidades y aquellos que implican pérdidas y posibles problemas se llaman amenazas.
Además, es válido resaltar que los sectores de su empresa ya deben poseer los modelos de riesgos predefinidos para cada tipo de situación, haciendo más fácil su identificación.
Sin embargo, es fundamental que se tenga en cuenta el contexto del momento y sus respectivas características, que pueden interferir en la gestión de los riesgos.
Análisis cuantitativo y cualitativo
Después de la identificación de los riesgos, es necesario calificarlos cuantitativamente y cualitativamente. En otras palabras, definir qué riesgos deben priorizarse en ese momento.
Analizar cuantitativamente y cualitativamente un riesgo no es más que evaluar el impacto que esos riesgos tendrán en el curso de los proyectos y la probabilidad de ocurrencia de ellos. A partir de entonces, se deben definir cuáles son las prioridades y qué acciones deben realizarse para la solución de esas cuestiones.
Es necesario realizar verificaciones periódicas sobre la priorización de los riesgos, ya que existen innumerables factores que pueden alterarlos. Situaciones de mercado, variación en los tipos de cambio, variaciones en la inflación y hasta decisiones del Gobierno pueden cambiar el orden de prioridad en sus proyectos.
Planificación de respuestas
Identificando los riesgos y definiendo su orden de prioridad, el siguiente paso es conseguir dar una respuesta a ellos. Si se detecta una amenaza, se debe erradicarla, pero si se encuentra una oportunidad, se debe potenciarla.
De esta manera, es fundamental que usted trabaje con una planificación de acciones, buscando la mejor solución posible para los riesgos previstos. Así, su empresa y sus proyectos no serán sorprendidos, lo que puede ocasionar diversos beneficios, teniendo como ejemplo una mayor facilidad en la implantación y operación del sistema de gestión de la calidad.
Uso de la tecnología
La tecnología puede ser un gran aliado en el proceso de gestión de riesgos de su organización. Existen software en el mercado capaces de optimizar todos los pasos de una gestión de riesgos eficaz.
Además, este software se basa en las certificaciones de la familia ISO 9000, con una serie de funcionalidades como la gestión de documentos, proveedores, indicadores, no conformidades, auditorías, personas, además de estar adecuadamente a la nueva Norma ISO 9001: 2015.
Invertir en tecnología es esencial para la gestión de cualquier emprendimiento. En términos de gestión de riesgos, es posible optimizar los procesos y tener un control mayor dentro de sus proyectos. ¡No pierda tiempo y aplique los conocimientos de este artículo en sus proyectos!
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